Y cuando menos lo esperabas ahí estabas,
me embriagaste con tu presencia,
besé tus pies, tu frente y tu corona,
tenía sed y me saciaste, temía por olvidarte,
ahí afincado estás, adentrado,
morbo, me flajelo, aplacable
una ramera de ilusiones, infundadas,
por un mero instante, todo, mi sangre…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encanta muchisimo, prometo seguirte muy amenudo. Gracias por todo. Juanma
ResponderEliminar