martes, 13 de noviembre de 2012

A ojos cerrados

Cierro los ojos y transmuto en sosiego,
se camina en la lejanía del agotamiento por un corazón sin latir.

Me amarro la lengua por evitar ansiar y besar tus labios hasta sangrar. Un libreto que no tiene protagonista, le falta un comienzo y final.

Amortiguo ansias de un frenesí que no llega y ahí me revuelco con la idea que habita. Te regalo mis olores aunque tu olfato esté descompuesto. Mis ojos parpadean lo aforme del desván de la piel, esa que me llama a pecar por no querer.

Vuela que te Vuela

Sí te cuento las veces que pensé besarte los ojos mientras susurrabas a la orilla de mis piernas mutaría el veneno de mi nombre.

Vuelo cuando llegas y se pierde el plumaje una vez afincas por mi norte.
Vuelo cuando besas la humedad del aliento que corroe.

Sí te digo que no respiro cuando partes me gritarías que son falsedades y es que aún andas ciego por éstos lares.

Vuelo hasta flagelarme por un puto respiro de tu centro que me abruma al sudarte.

Sí te grito es porque tomas curva cuando deseo una recta al pecho y pensarás que agonizo de la nada por llevar tu nombre.

Vuelo y vuelas en marejadas de nubes incoloras buscando lo que existe y no habita a la orilla de una docena de sombras. Vuela que te vuela he aquí mi corazón muriendo sin encontrar por donde.